martes, 25 de diciembre de 2018

Oración en familia para el día de la Sagrada Familia


La familia se reúne ante el pesebre que se ha construido en un lugar digno de la casa. 

Durante este día se puede fijar el momento para, delante de las imágenes de Jesús, María y José, rezar un misterio del Santo Rosario. 

Quien proclama el evangelio dice: 

Escuchemos el santo evangelio según san Lucas (Lc 2, 22-40). «Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones». Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones». Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él. 

Misterio del Santo Rosario: el nacimiento del Niño Jesús

Intención: queremos ofrecer este misterio por todas las familias para que, siguiendo el modelo de María y José, acojamos al Niño en nuestras familias. 


- Dios te salve, María (10 veces)


Delante del belén, se puede cantar un villancico (“Dime Niño”, “El tamborilero”, “Noche de Paz”…). 

Un niño o el más joven pueden hacer esta oración:

Jesús, te damos gracias porque has venido a nosotros, porque te has hecho hombre. Hemos adornado nuestra casa en tu honor. Ayúdanos a que siempre tengamos preparado nuestro corazón para recibirte.
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Esta oración en familia es adecuada para el día de la Sagrada Familia que se celebra el domingo que cae entre la Octava de Navidad (del 25 de diciembre al 1 de enero). Si no hay domingo entre esos dos días, se celebra el 30 de diciembre. 

Véase, también, la Oración para la Fiesta de la Sagrada Familia y la Oración por la familia.

lunes, 24 de diciembre de 2018

Adeste fideles



Adeste, fideles, laeti triumphantes
Venite, venite in Bethlehem
Natum videte, Regem angelorum
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

En grege relicto, humiles ad cunas,
Vocati pastores adproperant.
Et nos ovanti gradu festinemus.
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

Aeterni Parentis splendorem aeternum,
Velatum sub carne videbimus:
Deum Infantem, pannis involutum
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

Pro nobis egenum, et foeno cubantem,
Piis foveamus amplexibus:
Sic nos amantem quis non redamaret?
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

Hay una versión más extensa:

Adeste fideles laeti triumphantes
Venite, venite in Bethlehem
Natum videte, Regem angelorum
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

Cantet nunc io Chorus angelorum,
Cantet nunc aula caelestium
Gloria, gloria in excelsis Deo
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

Aeterni Parentis splendorem aeternum,
Velatum sub carne videbimus:
Deum Infantem, pannis involutum
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

Ergo qui natus die hodierna
Jesu, tibi sit gloria
Patris aeterni Verbum caro factum
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

Deum de Deo, Lumen de Lumine,
Gestant puellae viscera,
Deum verum, Genitum non factum.
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

En grege relicto, humiles ad cunas,
Vocati pastores adproperant:
Et nos ovanti gradu festinemus.
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

Stella duce magi, Christum adorantes,
Aurum, tus, et myrrham dant munera.
Iesu infanti Corda praebeamus;
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

Pro nobis egenum, et foeno cubantem,
Piis foveamus amplexibus:
Sic nos amantem quis non redamaret?
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

Traducción al español de la versión larga:

Acudan, fieles, alegres, triunfantes,
vengan, vengan a Belén,
Vean al recién nacido, el Rey de los ángeles.
Vengan, adoremos, vengan, adoremos
vengan, adoremos al Señor.

Que cante ahora el Coro de los ángeles,
que cante ahora la corte celestial.
Gloria, gloria en las alturas a Dios,
vengan, adoremos, vengan, adoremos
vengan, adoremos al Señor.

El eterno resplandor del Padre Eterno
veremos velado bajo la carne:
a un Dios niño, envuelto en pañales.
Vengan, adoremos, vengan, adoremos
vengan, adoremos al Señor.

Así pues, a ti que has nacido el día de hoy,
Jesús, a ti sea la gloria.
Palabra del Padre Eterno hecha carne.
Vengan, adoremos, vengan, adoremos
vengan, adoremos al Señor.

Dios de Dios, luz de luz.
Lo gestan las entrañas de una doncella,
Dios verdadero, engendrado, no creado.
Vengan, adoremos, vengan, adoremos,
vengan, adoremos al Señor.

He aquí que, habiendo abandonado el rebaño, humildes a la cuna.
Los pastores convocados se aproximan.
Y nosotros apresurémonos con paso alegre.
Vengan, adoremos, vengan, adoremos,
vengan, adoremos al Señor.

Con una estrella como guía los magos, para adorar a Cristo,
le entregan oro, incienso y mirra como regalos.
Al niño Jesús ofrezcamos nuestros corazones.
Vengan,adoremos, vengan, adoremos,
vengan, adoremos al Señor.

A quien por nosotros es pobre y está acostado en el heno
démosle calor con tiernos abrazos.
¿Quién no correspondería con su amor al que así nos ama?
Vengan, adoremos, vengan, adoremos
vengan, adoremos al Señor.
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Adeste fideles, en español, "Venid fieles" o "Acudan fieles", es un himno muy popular en varios países, que se usa en Navidad, en ocasiones como villancico, desde el Siglo XVIII. También se le conoce como Himno Portugués porque se cantaba en la misión portuguesa de Londres en dicho siglo y porque hay quien le atribuye la autoría a Juan IV de Portugal, el "rey músico". En su biblioteca se han encontrado manuscritos del año 1640 con esta obra. Sin embargo, otros autores se lo han atribuido a John Francis Wade en 1743 o John Reading, organista de la Catedral de Winchester (Reino Unido), de 1675 a 1681 que, parece ser, lo popularizó.


domingo, 23 de diciembre de 2018

Oración en familia para el día de Navidad



La familia se reúne ante el pesebre que se ha construido en un lugar digno de la casa. Un lector (alguien de la familia) dice:

Nos ha amanecido un día sagrado; venid naciones, adorad al Señor, porque hoy una gran luz ha bajado a la tierra.

Quien proclama el Evangelio dice:


Escuchemos el santo evangelio según san Juan (Jn 1, 1-18). «En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Éste estaba en el principio junto a Dios. Por medio de Él se hizo todo, y sin Él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de Él. No era Él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de Él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de Él y grita diciendo: “Este es de quien dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo”. Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer».

Delante del belén se puede cantar un villancico (por ejemplo, “Dime Niño”, “El tamborilero”, “Noche de Paz”...).

Un niño o el más joven puede hacer esta oración: 


Jesús, te damos gracias porque has venido a nosotros, porque te has hecho hombre. Hemos adornado nuestra casa en tu honor. Ayúdanos a que siempre tengamos preparado nuestro corazón para recibirte.

domingo, 9 de diciembre de 2018

Aleluya, el Señor es nuestro Rey

 
Aleluya, aleluya.
El Señor es nuestro Rey.
Aleluya, aleluya.
El Señor es nuestro Rey.

Cantad al Señor un cántico nuevo, 

porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

Aleluya, aleluya.
El Señor es nuestro Rey.
Aleluya, aleluya.
El Señor es nuestro Rey.

El Señor da a conocer su victoria,

revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia
y su fidelidad en favor de la casa de Israel.

Aleluya, aleluya.
El Señor es nuestro Rey.
Aleluya, aleluya.
El Señor es nuestro Rey.

Los confines de la tierra han contemplado

la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.

Aleluya, aleluya.
El Señor es nuestro Rey.
Aleluya, aleluya.
El Señor es nuestro Rey.

Tocad la cítara para el Señor,

suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas
aclamad al Rey y Señor.

Aleluya, aleluya.
El Señor es nuestro Rey.
Aleluya, aleluya.
El Señor es nuestro Rey.

Retumbe el mar y cuanto contiene,

la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes
al Señor que llega para regir la tierra.

Aleluya, aleluya.
El Señor es nuestro Rey.
Aleluya, aleluya.
El Señor es nuestro Rey.

Regirá el orbe con justicia

y los pueblos con rectitud.

Aleluya, aleluya,
nos llegó la salvación.
Aleluya, aleluya,
nos llegó la salvación.

domingo, 18 de noviembre de 2018

Definición de Calcedonia


Nosotros, entonces, siguiendo a los Santos Padres, unánimes enseñamos a todos a confesar a uno y el mismo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, perfecto en deidad y perfecto en humanidad, verdadero Dios y verdadero hombre, con alma racional y cuerpo, consustancial con el Padre en cuanto a su naturaleza divina, y consustancial con nosotros en cuanto a su naturaleza humana; en todo como nosotros, pero sin pecado; engendrado por el Padre desde la eternidad en cuanto a su naturaleza divina; y en estos últimos días, por nosotros y para nuestra salvación, nacido de la Virgen María, Madre de Dios en cuanto a su naturaleza humana; uno y el mismo Cristo, Hijo, Señor, Unigénito.


Lo reconocemos en sus dos naturalezas: dos naturalezas no mezcladas ni confundidas; sin cambio o mutabilidad; sin división y sin separación; la unión de las dos naturalezas no destruye sus diferencias; sino más bien las propiedades de cada naturaleza se preservan y concurren en una única persona y en una única subsistencia y existencia; estas dos naturalezas no están de ningún modo partidas o divididas entre dos personas, sino están en uno y el mismo Hijo, Unigénito, Dios Verbo, el Señor Jesucristo, como los profetas nos instruyeron desde el principio, el mismo Señor Jesucristo nos enseñó, y el Credo de los Padres nos legó.
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La definición de Calcedonia, también conocida como Credo de Calcedonia, es una declaración del Concilio Ecuménico de Calcedonia del año 451 con el fin de acabar con la herejía del monofisismo (error de Eutiques) y reconocer la plena divinidad y la plena humanidad de Nuestro Señor Jesucristo.

domingo, 4 de noviembre de 2018

La muerte no es el final



Tú nos dijiste que la muerte
no es el final del camino,
que aunque morimos no somos,
carne de un ciego destino.

Tú nos hiciste, tuyos somos,
nuestro destino es vivir,
siendo felices contigo,
sin padecer ni morir.
Siendo felices contigo,
sin padecer ni morir.

Cuando la pena nos alcanza
por un hermano perdido
cuando el adiós dolorido
busca en la Fe su esperanza.

En tu palabra confiamos
con la certeza que Tú
ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz.
Ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz.

Cuando, Señor, resucitaste,
todos vencimos contigo
nos regalaste la vida,
como en Betania al amigo.

Si caminamos a tu lado,
no va a faltarnos tu amor,
porque muriendo vivimos
vida más clara y mejor.
Porque muriendo vivimos
vida más clara y mejor.

---------- 
Es una canción católica compuesta por el sacerdote español Cesáreo Gabaráin Azurmendi (1936-1991). Es famosa porque la parte central (desde "Cuando la pena nos alcanza..." hasta "...ya le has llevado a la luz") se entona, como himno, en el ceremonial por los caídos por España de las Fuerzas Armadas Españolas.

viernes, 26 de octubre de 2018

Oración por los sacerdotes difuntos



Oh Dios, pastor inmortal de los hombres, concede a tu siervo (se dice el nombre del sacerdote difunto) presbítero, a quien durante su vida encomendaste ejercer el ministerio sagrado en bien de tu Iglesia, que pueda gozar eternamente de tu gloria en la asamblea festiva de tu Reino.

Amén.

jueves, 25 de octubre de 2018

Mucho le pesa la cruz



Mucho le pesa la cruz,
los pecados mucho más,
con ellos ha dado en tierra,
que no los puede llevar.

Cayó Cristo, y por la frente,
con el golpe desigual,
se le entraron las espinas,
lo que faltaban de entrar.

Cególe el polvo los ojos,
si el sol se puede cegar,
la boca llena de sangre
se estampó en un pedernal.

Mejor es, alma, que vos
con vuestra cruz la sigáis,
porque quien tras Él la lleva
ése le viene a ayudar.

Que si vuestros pecados
el peso a la cruz quitáis,
haréis que ella pese menos
y Cristo camine más.
----------
Es un fragmento de las Rimas Sacras de Lope de Vega.

miércoles, 24 de octubre de 2018

Madre Dolorosa


Tiembla la tierra y llora,
ha muerto el Redentor,
junto a la cruz, Señora,
mueres en tu dolor.
 

Hondo penar fecundo,
grande como el amor,
todo el dolor del mundo
llora en tu corazón.

Si la semilla muere,
nace una nueva flor,
vuestro dolor florece,
Madre, en la Redención.
 

Sobre tu alma herida
brota la flor mejor,
muerte que da la vida
en la resurrección.

Ya no te quedas sola,
sola junto a la cruz,
somos también ahora
hijos como Jesús.
 

Ya no te quedas sola,
sola junto a la cruz,
Madre corredentora,
hoy nos has dado a luz.

martes, 23 de octubre de 2018

Perdón, Señor, perdón (Al Santísimo Cristo de la Buena Muerte)



Quiero mi Dios cuando expire
en tus brazos descansar
y que en ellos al cielo me lleves
de tu amor a tu luz a gozar.


Sé que mis culpas son muchas
pero es mucha tu bondad,
Tú eres la Vida Infinita,
el Camino, la gran Verdad.

Perdón Señor, perdón
por tanta ingratitud,
toma mi corazón
y llévalo a tu cruz.

Cuando en mis horas de angustia
a tus plantas imploré
con amor mi dolor remediaste
y ante tanta ternura lloré.

Has olvidado, Dios mío,
que hasta aquí fui pecador,
hoy te ofrezco arrepentido
mi existencia con gran fervor.

Perdón Señor, perdón
por tanta ingratitud,
toma mi corazón
y llévalo a tu cruz.

Cegado por el pecado
en tinieblas caminé
y al llamarme de nuevo a tu lado
con tu luz deslumbrado quedé.

Quiero aliviar tus pesares,
quiero por tu amor sufrir.
¡Padre mío, no abandones
a quien quiere por ti morir!.

Perdón Señor, perdón
por tanta ingratitud,
toma mi corazón
y llévalo a tu cruz.
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Es una oración compuesta por Juan Huerta para el Santísimo Cristo de la Buena Muerte de San Lorenzo de El Escorial (Madrid, España).

lunes, 22 de octubre de 2018

Ante el Cristo de la Buena Muerte


¡Cristo de la Buena Muerte,
el de la faz amorosa,
tronchada como una rosa,
sobre el blanco cuerpo inerte
que en el madero reposa!


¿Quién pudo de tal manera
darte esta noble y severa
majestad llena de calma?
No fue una mano: fue un alma
la que talló tu madera.

Fue, Señor, que el que tallaba
tu figura, con tal celo
y con tal ansia te amaba,
que, a fuerza de amor, llevaba
dentro del alma el modelo. 

Fue, que, al tallarte, sentía
un ansia tan verdadera,
que en arrobos le sumía
y cuajaba en la madera
lo que en arrobos veía.

Fue que ese rostro, Señor,
y esa ternura al tallarte,
y esa expresión de dolor,
más que milagros del arte,
fueron milagros de amor.

Fue, en fin, que ya no pudieron
sus manos llegar a tanto,
y desmayadas cayeron...
¡y los ángeles te hicieron
con sus manos, mientras tanto!

Por eso a tus pies postrado;
por tus dolores herido
de un dolor desconsolado;
ante tu imagen vencido
y ante tu Cruz humillado,

siento unas ansias fogosas
de abrazarte y bendecirte,
y ante tus plantas piadosas,
quiero decirte mil cosas
que no se cómo decirte...

¡Frente que, herida de amor,
te rindes de sufrimientos
sobre el pecho del Señor
como los lirios que, en flor,
tronchan, al paso, los vientos!

Brazos rígidos y yertos,
por tres garfios traspasados
que aquí estáis; por mis pecados
para recibirme, abiertos,
para esperarme, clavados.


¡Cuerpo llagado de amores!,
yo te adoro y yo te sigo;
yo, Señor de los señores,
quiero partir tus dolores
subiendo a la cruz contigo.

Quiero en la vida seguirte,
y por sus caminos irte
alabando y bendiciendo,
y bendecirte sufriendo,
y muriendo bendecirte.

Quiero, Señor, en tu encanto
tener mis sentidos presos,
y, unido a tu cuerpo santo,
mojar tu rostro con llanto,
secar tu llanto con besos.

Quiero, en santo desvarío,
besando tu rostro frío,
besando tu cuerpo inerte,
llamarte mil veces mio...
¡Cristo de la Buena Muerte!

Y Tú, Rey de las bondades,
que mueres por tu bondad
muéstrame con claridad
la Verdad de las verdades
que es sobre toda verdad.

Que mi alma, en ti prisionera
vaya fuera de su centro
por la vida bullanguera;
que no le lleguen adentro
las algazaras de fuera;

que no ame la poquedad
de cosas que, van y vienen;
que adore la austeridad
de estos sentires que tienen
sabores de eternidad;

que no turbe mi conciencia
la opinión del mundo necio;
que aprenda, Señor, la ciencia
de ver con indiferencia
la adulación y el desprecio;

que sienta una dulce herida
de ansia de amor desmedida;
que ame tu Ciencia y tu Luz;
que vaya, en fin, por la vida
como Tú estás en la Cruz:

de sangre los pies cubiertos,
llagadas de amor las manos,
los ojos al mundo muertos,
y los dos brazos abiertos
para todos mis hermanos.

Señor, aunque no merezco
que tu escuches mi quejido;
por la muerte que has sufrido,
escucha lo que te ofrezco
y escucha lo que te pido:

A ofrecerte, Señor, vengo
mi ser, mi vida, mi amor,
mi alegría, mi dolor;
cuanto puedo y cuanto tengo;
cuanto me has dado, Señor.

Y a cambio de esta alma llena
de amor que vengo a ofrecerte,
dame una vida serena
y una muerte santa y buena.
¡Cristo de la Buena Muerte!
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Es un poema del escritor español José María Pemán (1897-1981).

domingo, 14 de octubre de 2018

Oración a Nuestra Señora del Gran Dolor


Madre de los ojos tristes
y empañados por el llanto,
que en la cruz viste morir
al hijo que amabas tanto.

Con buenas obras quisiera
acallar tu sufrimiento,
y, siendo un digno cristiano,
dar consuelo a tu lamento.

Por eso te ruego, Madre,
que siembres mi corazón
de tu infinita bondad,
para afrontar esta vida
con sencillez y humildad.

Y cuando llegue el momento
de entregar mi alma al Señor,
recíbeme con cariño,
acógeme con amor
María del Dulce Nombre
¡Señora del Gran Dolor!
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Es una oración de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte de San Lorenzo de El Escorial, Madrid (España). Autor: Manuel de Dompablo.

sábado, 29 de septiembre de 2018

Oración a Nuestra Señora de la Piedad


Con maternal amor, y entre gemidos,
acoges a tu Hijo entre los brazos,
y lo abrazas, con ternura, en tu regazo
e imploras Piedad entre suspiros.

Sutiles lágrimas brotan de tus ojos,
realzando, aún más, tu hermosura,
haciendo más palpable tu dulzura
cuando miran al Cielo, temblorosos.

Virgen María, pedimos, de corazón,
que vuelvas tus ojos piadosos
a quienes te imploran, gozosos,
recibas, Madre, nuestra oración.

Para llevar esta vida con dignidad
concédenos la gracia necesaria,
rogamos escuches nuestra plegaria,
Madre, Señora de la Piedad.
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Es una oración de la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad y Cristo Muerto de San Lorenzo de El Escorial (Madrid, España).



sábado, 22 de septiembre de 2018

Oración al Nazareno


¿Quién no ha besado su manto,
su cordón o su madero?

¿Quién no contempló su imagen,
su rostro triste y sereno?

¿Quién no encendió una candela?
¿Quién no rezó un Padre Nuestro?

¿Quién no le pidió salud
para el familiar enfermo?

Y para aquel que marchara,
¿quién no le pidió el regreso?

Jesús el mejor legado
que tienen los españoles,
así las generaciones
según se van sucediendo
heredan la devoción
a su Jesús Nazareno
y la herencia de Jesús
será la herencia del Cielo.
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Es la oración de la Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de San Lorenzo de El Escorial (Madrid, España).


lunes, 10 de septiembre de 2018

Oración para pedir al Señor la Beatificación del Venerable Padre Juan Bonal



Señor y Dios nuestro, que elegiste a tu siervo Juan Bonal para proclamar, con su vida y con su palabra, que es inmensa tu ternura, que tu misericordia es que
tu misericordia es siempre mayor que la miseria humana, y te das con singular predilección a los pobres y a los pequeños.

Te rogamos nos concedas, por su intercesión y para su glorificación, la gracia que te pedimos… 


Ayúdanos a caminar como él, arriesgados y humildes, fuertes y alegres, entregados y bondadosos, sirviendo y amando a todos los hermanos.

Amén.

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El Padre Juan Bonal nació en Terradas, Gerona (España) el 24 de agosto de 1769 y falleció en Zuera, Zaragoza (España). Fue fundador de la congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana junto con la Madre Ràfols. Dedicó su vida a los pobres, enfermos, presos, jóvenes y niños, en particular durante la Guerra de la Independencia contra los franceses en la ciudad de Zaragoza.

El 20 de diciembre de 2012, el Papa Benedicto XVI publicó un Decreto reconociendo sus virtudes heroicas y dándole el título de Venerable.


domingo, 2 de septiembre de 2018

Oración para pedir al Señor la canonización de la Beata María Ràfols



Te damos gracias, Señor, porque enriqueciste a la Beata María Ràfols con tus dones y virtudes y la llamaste a ejercer la caridad, principalmente con los más pobres y necesitados.

Concédenos por su intercesión y para su enaltecimiento, la gracia que ahora te pedimos.

Asístenos con tu Espíritu para que podamos aceptar en fe tu voluntad, comprender el dolor del hermano, imitar a tu Sierva en la caridad y lograr con "hechos de vida” un mundo más humano, más de Cristo.


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María Ràfols Bruna nació en Villafranca del Penedés, Barcelona, España, el 5 de noviembre de 1781 y falleció en Zaragoza, España, el 30 de agosto de 1853.

Fue la fundadora de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana y su primera superiora general.

Dedicó su vida a ayudar a los más necesitados, en especial los pobres y los enfermos.

A su muerte se empieza a difundir su fama de santidad.

Fue beatificada el 1 de octubre de 1994 por su Santidad el Papa Juan Pablo II.

Su cuerpo y su altar se encuentran en Zaragoza, en la Capilla del Noviciado de la Congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana.

Su festividad se celebra el 5 de noviembre.

lunes, 2 de julio de 2018

Oración para obtener gracias por intercesión de Madre Asunción Soler Gimeno



Te damos gracias, Padre de bondad, porque nos has creado para tu gloria, que hiciste resplandecer en tu hija Asunción.

Ayúdanos a seguir su ejemplo de fe y esperanza, de caridad y abandono confiado en tu Providencia, para crecer en la santidad.

Haz que tengamos el beneficio de verla glorificada por la Iglesia y concédenos, por su intercesión, la gracia que te pedimos…
 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
Amén.
 

(Con aprobación eclesiástica para uso privado).
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La Madre Asunción Soler Gimeno nació en Quart de Poblet (Valencia, España), el 19 de agosto de 1882. En 1897, ingresa en la Congregación de las Hermanas de la Beatísima Virgen María del Monte Carmelo, en Caudete. En 1898 hace la profesión temporal y en 1909 la perpetua. Es elegida Secretaria General en el capítulo del 1910. En 1923 tiene que abandonar su “Amada Congregación” para fundar, en 1924, en la ciudad de Málaga (España) la Congregación de Hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús. Falleció el 6 de julio de 1959 en Madrid (España).

Madre Asunción puso todo su empeño en seguir el lema que da sentido a su existencia: "buscar la gloria de Dios, amar, obedecer y servir".

Para cualquier información, comunicación de favores recibidos y envío de donativos, pueden dirigirse a una de estas direcciones:

Causa de canonización Madre Asunción Hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús

C/ Poeta Ángela Figueras, 41. 28003 Madrid (España)
Tel. 91 534 99 43. Fax 91 554 99 24.
E-mail: causamas@planalfa.es

Los donativos para colaborar con su Causa también pueden ser depositados en la cuenta del Banco Popular (España) Nº ES52 0075 0075 71 0701370441.

sábado, 19 de mayo de 2018

Oración por los sacerdotes


Oh buen Jesús, Sacerdote Eterno, que elegiste sacerdotes para pastorear la Iglesia de Dios, adquirida al precio de tu propia sangre.

Te doy gracias por su vida y por su ministerio.

Bendice a nuestro obispo... (se indica el nombre) y a sus obispos auxiliares; bendice a los sacerdotes diocesanos, extradiocesanos y religiosos que ejercen su ministerio en esta Diócesis de... (se indica el nombre); bendice a los seminaristas. 

Bendíceles para que sus pensamientos y acciones sean expresión de tu gloria y de tu amor.

Llénales de fe, de sabiduría y de caridad pastoral.

Que la Eucaristía y tu Palabra sean el alimento de su vida interior.

Que tu vida y tu Pasión se renueven en su quehacer diario y el las situaciones de sufrimiento, para que su presencia sea enseñanza, aliento y esperanza para todos los fieles.

Renueva la fuerza, la ilusión y la alegría que pusiste en su espíritu el día de la ordenación.

Concédeles un corazón generoso, abierto a cualquier llamada.

Concédeles ojos para descubrir lo mejor que hay en las personas y oídos para escuchar sin prejuicios.

Hoy, Señor, te pido especialmente por... (se puede indicar el nombre o nombres de sacerdotes que se conozcan). Concédeles la alegría de sentirte a su lado y llénales de la sabiduría del Espíritu. Pongo en las manos de María su vida y su ministerio.

Amén.

miércoles, 2 de mayo de 2018

Pregón Pascual




Exulten por fin los coros de los ángeles,
exulten las jerarquías del cielo,
y por la victoria de Rey tan poderoso
que las trompetas anuncien la salvación.

Goce también la tierra,
inundada de tanta claridad,
y que, radiante con el fulgor del Rey eterno,
se sienta libre de la tiniebla
que cubría el orbe entero.

Alégrese también nuestra madre la Iglesia,
revestida de luz tan brillante;
resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.

En verdad es justo y necesario
aclamar con nuestras voces
y con todo el afecto del corazón
a Dios invisible, el Padre todopoderoso,
y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre
la deuda de Adán
y, derramando su sangre,
canceló el recibo del antiguo pecado.

Porque éstas son las fiestas de Pascua,
en las que se inmola el verdadero Cordero,
cuya sangre consagra las puertas de los fieles.

Ésta es la noche
en que sacaste de Egipto
a los israelitas, nuestros padres,
y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.

Ésta es la noche
en que la columna de fuego
esclareció las tinieblas del pecado.

Ésta es la noche
en que, por toda la tierra,
los que confiesan su fe en Cristo
son arrancados de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia
y son agregados a los santos.

Ésta es la noche
en que, rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.


¿De qué nos serviría haber nacido
si no hubiéramos sido rescatados?

¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!

Necesario fue el pecado de Adán,
que ha sido borrado por la muerte de Cristo.
¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!

¡Qué noche tan dichosa!
Solo ella conoció el momento
en que Cristo resucitó de entre los muertos.

Ésta es la noche
de la que estaba escrito:
«Será la noche clara como el día,
la noche iluminada por mi gozo.»

Y así, esta noche santa
ahuyenta los pecados,
lava las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos,
la alegría a los tristes,
expulsa el odio,
trae la concordia,
doblega a los poderosos.

En esta noche de gracia,
acepta, Padre Santo,
este sacrificio vespertino de alabanza
que la Santa Iglesia te ofrece
por medio de sus ministros
en la solemne ofrenda de este cirio,
hecho con cera de abejas.

Sabernos ya lo que anuncia esta columna de fuego,
ardiendo en llama viva para gloria de Dios.

Y, aunque distribuye su luz,
no mengua al repartirla,
porque se alimenta de esta cera fundida,
que elaboró la abeja fecunda
para hacer esta lámpara preciosa.

¡Que noche tan dichosa
en que se une el cielo con la tierra,
lo humano y lo divino!

Te rogamos, Señor, que este cirio,
consagrado a tu Nombre,
arda sin apagarse
para destruir la oscuridad de esta noche,
y, como ofrenda agradable,
se asocie a las lumbreras del cielo.

Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,
ese lucero que no conoce ocaso
y es Cristo, tu Hijo resucitado,
que, al salir del sepulcro,
brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina glorioso
por los siglos de los siglos.

Amén.

lunes, 23 de abril de 2018

lunes, 12 de febrero de 2018

Canto del Siervo de Yahveh (Con su muerte nos resucitará)


Con su muerte nos justificará
y nuestras culpas soportará.

Con su muerte nos justificará
y nuestras culpas soportará.

Despreciable, desecho de hombre,
varón de dolores, colmado de injurias.
Son nuestras dolencias las que Él llevaba
y nuestros dolores los que Él soportaba.

Con su muerte nos justificará
y nuestras culpas soportará.
Con su muerte nos justificará
y nuestras culpas soportará.

El fue herido por nuestros pecados
murió por nosotros, desecho de hombres.

Con sus sufrimientos seremos salvados
y con sus dolores seremos curados.

Con su muerte nos justificará
y nuestras culpas soportará.
Con su muerte nos justificará
y nuestras culpas soportará.

Fue arrancado de entre los mortales
entregado a la muerte en vez de nosotros,

y su sepultura entre los malvados,
entregado a muerte por nuestros pecados.

Con su muerte nos justificará
y nuestras culpas soportará.
Con su muerte nos justificará
y nuestras culpas soportará.

Por haberse ofrecido a sí mismo
tendrá descendencia, sus días serán largos.

Con sus sufrimientos seremos salvados
y con sus dolores seremos curados.

Con su muerte nos justificará
y nuestras culpas soportará.

Con su muerte nos justificará
y nuestras culpas soportará.

martes, 6 de febrero de 2018

Madre celestial


Bendita tu Madre que fue la máxima heredera de todos tus bienes.

Eres lo más preciado, cuídanos con tu misericordia y dulzura.
 
¡Oh Madre Santisima! Tú que eres todo, cuídanos y protégenos, 
así como hiciste con tu hijo, Jesús, y llévanos a la vida eterna.
 
Amén.
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Esta oración es una aportación, enviada por correo electrónico, por Bolívar Contreras.

domingo, 21 de enero de 2018

Santa María del amén


Madre de todos los hombres,
enséñanos a decir "Amén".

Cuando la noche se acerca
y se oscurece la fe.

Madre de todos los hombres,
enséñanos a decir "Amén".

Cuando el dolor nos oprime 
y la ilusión ya no brilla.

Madre de todos los hombres,
enséñanos a decir "Amén".

Cuando aparece la luz
y nos sentimos felices.

Madre de todos los hombres,
enséñanos a decir "Amén".

Cuando nos llegue la muerte
y tú nos lleves al cielo.

Madre de todos los hombres,
enséñanos a decir "Amén".

sábado, 20 de enero de 2018

Estate, Señor, conmigo


Estáte, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;
porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si Tú sin mí te vas.

Llévame, en tu compañía
donde tu vayas, Jesús,
porque bien sé que eres Tú
la vida del alma mía;
si tú vida no me das
yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.

Por eso, más que a la muerte
temo, Señor, tu partida,
y quiero perder la vida
mil veces más que perderte;
pues la inmortal que Tú das,
sé que alcanzarla no puedo,
cuando yo sin ti me quedo,
cuando Tú sin mí te vas.


Amén.
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Es un himno que se suele recitar en la liturgia de las horas. Fue compuesto por Fray Damián de Vegas, fraile y poeta español que vivió en los siglos XVI y XVII.

domingo, 7 de enero de 2018

Oh Señor, delante de ti


Oh Señor, delante de ti,
mis manos abiertas reciben tu pan,
oh Señor, espiga de amor,
llena mi corazón.

Y entre tus manos,
oh Señor, guárdanos, guárdanos,
dinos lo que es amor.

Oh Señor, sendero de amor,
mi alma en silencio escucha tu voz,
oh Señor, maestro y pastor,
dinos lo que es amor.


Y entre tus manos,
oh Señor, guárdanos, guárdanos,
dinos lo que es amor.

Oh Señor, con fe y hermandad,
mi pueblo celebra la fiesta pascual,
oh Señor, en torno a tu altar,
sella nuestra amistad.

Y entre tus manos,
oh Señor, guárdanos, guárdanos,
dinos lo que es amor.