jueves, 31 de enero de 2008

Regina Caeli (Reina del cielo)



V. Reina del cielo alégrate; aleluya.
R. Porque el Señor a quien has merecido llevar; aleluya.
V. Ha resucitado según su palabra; aleluya.
R. Ruega al Señor por nosotros; aleluya.
V. Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya.
R. Porque verdaderamente ha resucitado el Señor; aleluya.

Oremos:

Oh Dios,
que por la resurrección de tu Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
has llenado el mundo de alegría,
concédenos, por intercesión de su Madre,
la Virgen María,
llegar a alcanzar los gozos eternos.

Por nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

En latín:

V: Regina caeli, laetare, alleluia.
R: Quia quem meruisti portare, alleluia.

V: Resurrexit, sicut dixit, alleluia. 
R: Ora pro nobis Deum, alleluia.
V: Gaude et laetare Virgo María, alleluia. 
R: Quia surrexit Dominus vere, alleluia.

Oremus:
 

Deus, qui per resurrectionem Filii tui,
Domini nostri Iesu Christi,
mundum laetificare dignatus es:
praesta, quaesumus; ut, per eius Genetricem
Virginem Mariam,
perpetuae capiamus gaudia vitae.

Per eundem Christum Dominum nostrum.

Amen.
 
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El Papa Benedicto XIV estableció, en 1742, que durante el tiempo Pascual se sustituyera el rezo del Ángelus por la antífona "Regina Caeli".

martes, 29 de enero de 2008

Acto de amor a Cristo crucificado (No me mueve, mi Dios, para quererte)


No me mueve, mi Dios, para quererte,
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en esa cruz y escarnecido,
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor de tal manera,
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y, aunque no hubiera infierno te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera;
porque, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero, te quisiera.
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El soneto es anónimo, aunque algunos lo han atribuido a San Juan de la Cruz, a santa Teresa, al P. Torres, capuchino, o al P. Antonio Panes, franciscano perteneciente a la Provincia de Valencia (España).

lunes, 28 de enero de 2008

Benedíctus (cántico de Zacarías)


Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos Profetas.

Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos
los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró
a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño,
te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia
de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre,
y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Amén.
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El Benedíctus o Cántico de Zacarías es la oración que recitó San Zacarías al recuperar el habla al nacer su hijo, San Juan Bautista. Se había quedado mudo, tal y como relatan los Evangelios, por dudar de la palabra de Dios, transmitida a través del arcángel Gabriel, en la que le anunciaba que iba a tener un hijo al que pondría por nombre Juan.

martes, 22 de enero de 2008

Oración, del Padre Cirilo, al Niño Jesús de Praga


Oh Niño Jesús, a ti recurro y te pido que,
por la intercesión de tu Madre Santísima,
quieras asistirme en esta necesidad (se expone)
porque creo firmemente
que tu Divinidad la puede socorrer.
 
Espero con toda confianza
obtener tu santa gracia.
 
Te quiero con todo mi corazón
y con todas las fuerzas de mi alma.
 
Me arrepiento sinceramente de todos mis pecados
y te suplico, buen Jesús,
que me des la fuerza para triunfar.
 
Me propongo no ofenderte más
y me ofrezco a ti dispuesto a sufrirlo todo
antes de darte el menor disgusto.
 
De ahora en adelante quiero servirte fielmente,
y por amor tuyo, oh divino Jesús,
quiero amar a mi prójimo como a mi mismo.
Niño omnipotente, Señor Jesús,
de nuevo te suplico:
asísteme en esta situación (decirla),
concédeme la gracia de poseerte eternamente
con María y José,
y de adorarte con los santos Ángeles
en la corte del Cielo.

Amén.
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El Monasterio del Niño Jesús de Praga está en Karmelitska 9, Praga (República Checa).

sábado, 19 de enero de 2008

Oración del hombre nuevo



Concédeme, Señor,
SERENIDAD para aceptar las cosas que no puedo cambiar;
VALOR para cambiar lo que puedo y
SABIDURÍA para conocer la diferencia entre estas dos cosas.

O bien:

Dios, concédeme Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar,
Valor para cambiar aquellas que puedo y
Sabiduría para reconocer la diferencia entre estas dos cosas.

Que tenga serenidad, valor y fortaleza.

miércoles, 16 de enero de 2008

Acto de caridad (tradición española)


Amo a Dios Padre;
Amo a Dios Hijo;
Amo a Dios Espíritu Santo;
Amo a la Santísima Trinidad;
Amo a mi Señor Jesucristo,
Dios y hombre verdadero.
Amo a María santísima,
madre de Dios
y madre nuestra
y amo a mi prójimo
como a mi mismo.

martes, 15 de enero de 2008

Acto de caridad


Dios mío, te amo
sobre todas las cosas
y al prójimo por ti,
porque Tú eres el infinito,
sumo y perfecto Bien,
digno de todo amor.

Quiero vivir y morir en este amor.

Amén.

jueves, 10 de enero de 2008

Tomad, Señor y recibid


Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad, mi memoria,
mi entendimiento
y toda mi voluntad,
todo mi haber y mi poseer.

Vos me lo disteis,
a Vos, Señor, lo torno.
Todo es vuestro.
Disponed a toda vuestra voluntad,
dadme vuestro y gracia,
que ésta me basta.

Otra versión se dirige a nuestro Señor hablándole de Tú en lugar de Usted:

Toma, Señor, y recibe
toda mi libertad, mi memoria,
mi entendimiento
y toda mi voluntad,
todo mi haber y mi poseer.

Tú me lo diste,
a ti, Señor, lo torno.
Todo es tuyo.
Dispón de todo según tu voluntad.
Dame tu amor y tu gracia,
que ésta me basta.
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San Ignacio de Loyola. Ejercicios Espirituales 234. Su festividad se celebra el 31 de julio. Otras oraciones:
Himno a San Ignacio de Loyola
Oración de la generosidad de San Ignacio de Loyola

miércoles, 9 de enero de 2008

Invocación al Espíritu Santo (Envía, Señor, tu Espíritu)


Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.

V. Envía, Señor, tu Espíritu y habrá una nueva creación.

R. Y renovarás la faz de la tierra. 

Oración:

Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

domingo, 6 de enero de 2008

Cuatro esquinitas (oración para niños)


Cuatro esquinitas
tiene mi cama,
cuatro angelitos
que me la guardan.

Otras versiones cambian el final:

Cuatro esquinitas
tiene mi cama,
cuatro angelitos
guardan mi alma.

Cuatro esquinitas
tiene mi cama,
cuatro angelitos
que me acompañan.

sábado, 5 de enero de 2008

Te Deum


A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.

A ti, eterno Padre.
te venera toda la creación.

Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.

Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.

Los cielos y la tierra están llenos
de la majestad de tu gloria.

A ti te ensalza el glorioso coro de los Apóstoles,
la multitud admirable de los Profetas,
el blanco ejército de los mártires.

A ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra,
te proclama:

Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero,
digno de adoración,
Espíritu Santo, Defensor.

Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.

Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana
sin desdeñar el seno de la Virgen.

Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el reino del cielo.

Tú te sientas a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.

Creemos que un día
has de venir como juez.

Te rogamos, pues,
que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.

Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tus santos.

Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.

Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.

Día tras día te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.

Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.

Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

En ti, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.

viernes, 4 de enero de 2008

Magníficat (Cántico de la Virgen María)


Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.


Amén.

miércoles, 2 de enero de 2008

Gloria a Dios en el cielo


Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres
que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;
Tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra suplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros;
porque solo tú eres Santo,
solo tú Señor,
solo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.